Una vida natural, una vida sana.

playaTensión, ansiedad, sedentarismo, alimentos artificiales, abuso de productos químicos y un sinfín de causas, externas o internas, hace que nuestra vida cotidiana no sea todo lo saludable y satisfactoria que podría y debería ser. Todos sabemos que nuestro cuerpo es una maravilla biológica, capacitada para afrontar adversidades de casi toda índole, y que nuestra mente es el más sofisticado ordenador, capaz de lograr las proezas más asombrosas. Pero muchas veces, sobre todo cuando nos sumergimos en esta sociedad cada vez más desnaturalizada, donde sólo lo material parece importar, nos olvidamos de estos tesoros que la naturaleza nos ha obsequiado y los descuidamos hasta el punto de causarnos malestares cotidianos, y hasta enfermedades, que merman poco a poco nuestra calidad de vida. Cuando esto ocurre, buscamos erróneamente restablecer nuestra salud física y nuestro equilibrio mental fuera de nosotros, abusando de fármacos o guiándonos por consejos de extraños que no saben nada de nuestras vidas.
En esta página compartiremos información sencilla sobre pequeños actos y pensamientos que pueden aumentar nuestra calidad de vida, desde aprender a respirar hasta conocer la importancia de la meditación, mirando a la naturaleza y nutriéndonos de ella, utilizando lo que nos ofrece tan generosamente, tanto fuera como dentro de nosotros.

Todo está en la cabeza.

sabioPensamiento es toda actividad de la mente. Es aquello que existe mediante el trabajo del intelecto, las creaciones que éste puede generar, tanto las racionales y lógicas como las abstracciones de la imaginación. Todo lo que sea de naturaleza mental es considerado pensamiento, ya sea abstracto, lógico, creativo, artístico, etc. El pensamiento es energía, y como tal tiene la capacidad de transformarse eternamente. Y esta energía que tenemos dentro de nuestra cabeza continuamente, es la fuente de todas nuestras alegrías y de todas nuestras tristezas. Controlando nuestro pensamiento tendremos a nuestra disposición la mejor herramienta para asentar las bases de nuestra salud mental y física, y conseguir día a día mejorar nuestra vida. Estos pensamientos surgen, aparentemente, como burbujas salidas de ninguna parte. Algunos nos resultan agradables y otros nos dañan, puesto que el sentimiento que sigue al pensamiento puede hacernos sentir cualquier cosa, desde felices, satisfechos o eufóricos, a deprimidos, desesperados o paranóicos. Los pensamientos que entran en nuestras cabezas afectan a nuestros estados de ánimo, ya que lo que decimos y hacemos habitualmente es causado por lo que estamos sintiendo, y también influyen directamente sobre nuestras acciones y reacciones hacia los demás. Por consiguiente, los pensamientos nos manipulan como a títeres, por ejemplo, al recordar viejas ofensas sentimos aparecer la misma ira antigua, como si todo estuviese sucediendo nuevamente. Nuestros pensamientos nos impulsan: vamos arriba y abajo, damos vueltas y vueltas. Analicemos qué frases pensamos cuando nos sentimos emocionalmente afectados. ¿Exageramos al usar expresiones como “es terrible”, “no puede ser así”, “es imposible”...? Cuestionemos esos pensamientos derrotistas e irracionales: ¿es realmente terrible esa situación o solamente mala?; esa injusticia, ¿no debería ser así o es mejor decir: “me gustaría que no hubiese pasado así?”. Reemplacemos los pensamientos exageradamente negativos por otros más realistas y constructivos: existen muchas cosas incovenientes en la vida, pero ninguna de ellas es horrible o espantosa. Aunque es claramente preferible que hagamos las cosas bien y consigamos nuestros principales objetivos, no es totalmente necesario para ser felices. Es posible que a veces actuemos insensatamente, pero eso no nos hace estúpidos. No somos lo que hacemos, aunque a veces lo creamos, somos lo que creemos ser, lo que pensamos que somos en el momento presente. Actuemos con base en esos nuevos pensamientos constructivos y sanos: arriesguémonos a fracasar, probemos nuevas experiencias, démonos permiso para disfrutar de las pequeñas cosas aunque el día no haya sido “perfecto”. Salgamos a descubrir el mundo sin miedos.