Meditación: un oasis de calma.

aguaLa mayor contribución de Oriente a la felicidad humana ha sido la meditación: el único método para superar el dominio absoluto que nuestro proceso de pensamiento tiene sobre nuestra experiencia y nuestra manera de estar en el mundo. Darse cuenta de que nosotros somos más creadores de pensamientos que el pensamiento mismo, es tremendamente liberador. Conseguimos comprender que no tenemos que ser perturbados por ninguna película de desastres que se proyecta en la pantalla de la mente, por recuerdos del pasado cargados de melancolía o fantasías del futuro preñadas de fatalidad. La meditación nos permite ver lo que es real más claramente, sin ser molestados por lo que nos dicen nuestras mentes acerca de lo que podría o debería suceder, pues nuestras mentes nunca están en el aquí y ahora, sino que se hallan detenidas en el pasado o en el futuro. Tal vez lo más importante que la práctica de la meditación regular hace por nosotros sea incrementar nuestra capacidad para vivir en el momento presente.

BENEFICIOS DE MEDITAR REGULARMENTE.

Beneficios físicos:

- Disminuye la tensión arterial alta.
- Calma las dolencias psicosomáticas causadas por el estrés.
- Fortalece el sistema inmunológico.
- Retrasa el proceso de envejecimiento.
- Recarga las energías.

Beneficios psicológicos:

- Calma y sosiega la mente.
- Energiza.
- Aparta las preocupaciones.
- Integra.
- Aporta claridad.
- Realza la sensación de individualidad.
- Fomenta el desarrollo personal.
- Aporta más confianza en sí mismo.
- Desarrolla la tolerancia.

Resulta sorprendente que tantas cosas buenas puedan suceder simplemente por “estar sentado tranquilamente, sin hacer nada”. Hemos sido condicionados para pensar que el único modo en que podemos mejorar nuestra calidad de vida es trabajando más duro, haciendo más esfuerzo. Es una capitulación ante lo que “es”, más que tratar de controlar el modo en que las cosas “deberían ser”. Es en esta renuncia al impulso compulsivo de “hacer” cuando meditar nos lleva al nivel más profundo de relajación, pues es la única manera de calmar no sólo el cuerpo, sino la mente. Y sin una mente serena nunca podremos estar totalmente relajados.
Cuando meditamos nos liberamos de la respuesta de “luchar o huir” (asociada con la ira o la ansiedad) y nos hundimos en la respuesta de la relajación: respiración lenta, ritmo cardíaco y presión sanguínea regulada, relajación muscular... En resumen, nuestras tensiones, de cualquier tipo, se evaporan cuando nos calmamos, nos serenamos, nos desconectamos durante nuestra sesión de meditación.