Mágica Luna brillante.

   Mágica Luna brillante,
noche tras noche eres testigo
de los secretos de mi espíritu,
¡pobre alma anhelante!

   Gran aliada, bella confidente,
¿puedes alumbrarme aquel
lugar donde se halle
una fuerza renaciente?

   Escucha, mi querida musa,
ayúdame tú que lo ves
todo desde la bóveda
grande, como una intrusa.

   Enséñame, al menos, a olvidar,
a no vivir en sueños,
a no temer la realidad y
que el dolor pueda aliviar.

   Admiro tu fría hermosura
de cristal y de nácar gris,
capaz con tu encanto divino
de arrastrar a una cruel locura.

   ¡Quién pudiera ser Luna!
una preciosa presencia
de pálidos destellos y
con hechizante fortuna.